En el US Open de 1983, Martina Navratilova se coronó campeona, llevando a su vitrina el primero de los cuatro Grand Slams que ganaría en suelo estadounidense, al vencer a Chris Evert por 6-1 y 6-3. Sin embargo, esta edición del torneo quedó marcada por una de las remontadas más asombrosas en la historia del tenis, protagonizada por la estadounidense Barbie Bramblett, quien superó a su compatriota Ann Hulbert.
La hazaña de Bramblett ocurrió en la segunda ronda previa al cuadro principal. En ese momento, la joven de 18 años se encontraba perdiendo de manera abrumadora y parecía que el partido se deslizaba sin remedio hacia su oponente. Con un marcador de 6-0, 5-0 y un 40-0 en contra, todo indicaba que Hulbert se llevaría la victoria. Sin embargo, Bramblett se defendió de 18 bolas de partido en su contra y logró dar un giro sorprendente a la situación, finalmente ganando el partido.
Han pasado cuatro décadas desde este memorable evento, y esta sigue siendo la remontada más grande en la historia del tenis. Barbie Bramblett recuerda este momento como "un milagro". "Obviamente, pensé que el partido había terminado, me sentía muy avergonzada", comentó. "En ese momento comencé a buscar efectos con la pelota y mi juego mejoró milagrosamente. De verdad, fue un milagro, literal. Cada pelota que golpeaba terminaba cayendo en la línea, no podía creer lo que estaba sucediendo. Una hora después, había ganado el partido. Diría que fue el destino", agregó.
Incluso Martina Navratilova, la campeona del US Open 1983, quedó impresionada por el encuentro. "Luego me encontré con Martina Navratilova en un ascensor y me dijo: 'Oye, ¿en realidad no hiciste lo que escuché que hiciste hoy, verdad?'. Cuando le dije que sí, no pudo reaccionar, se quedó en blanco".
Barbie Bramblett, conocida como la "tenista de las remontadas casi imposibles", dejó su huella en la historia del tenis con su valentía y determinación. En 1984, durante la clasificación para los Virginia Slims de Nashville, salvó 20 puntos de partido para remontar un marcador adverso de 1-6, 0-5 contra Kathy Holton. Esto demuestra que jugar al límite no era una señal de debilidad para Bramblett, sino una fuente de motivación y resistencia. Su legado perdura como un ejemplo de cómo la voluntad puede superar cualquier obstáculo en el deporte.
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