La liga colombiana de fútbol, hoy por hoy, está experimentando grandes cambios. Equipos que antes no eran considerados de alto nivel deportivo están reescribiendo la historia. Sin embargo, persiste la costumbre de ver a los equipos tradicionales o en proceso de transición compitiendo y quedando fuera de finales o ni siquiera clasificando en los primeros ocho lugares. Esto ha generado un sentimiento agridulce en los aficionados y un creciente descontento que se ha traducido en conflictos con los equipos de fútbol. Nacional y América ya lo vivieron, y en estos días, Deportes Tolima quien se encuentra en esa situación, a pesar de no haber tenido un buen desempeño en el campeonato II - 2023
El trabajo de un deportista a menudo no es bien comprendido. Aunque entrenan a diario para mejorar su rendimiento, la competencia es tan feroz que no siempre pueden ganar. Aquí es donde entra la crítica, especialmente entre los equipos considerados grandes y aquellos considerados más modestos.
Es innegable que el nivel deportivo de algunos futbolistas profesionales está quedando obsoleto. La experiencia y el currículum de haber jugado en numerosos equipos ya no son garantía de éxito. Los jóvenes de la categoría Sub-20 a menudo demuestran tener un nivel igual o superior al de los jugadores con más experiencia. Cuando se les da la oportunidad, luchan por marcar goles y mantenerse en el equipo titular y representar muy bien los colores. Garantía de éxito desde las inferiores.
La pasión de la hinchada es crucial. A veces se escucha decir: "Los jugadores deben sudar la camiseta, y si no aman al equipo, deberían irse". En este aspecto, tienen razón. Un jugador que no siente verdadero afecto por el equipo en el que juega, incluso si le pagan, simplemente cumple con su trabajo, pero que no se esfuerza al máximo por esos colores. Por eso es esencial contar con al menos un pequeño porcentaje de jugadores que realmente amen al equipo y transmitan ese sentimiento a aquellos que puedan estar un poco perdidos.
Los dueños de los equipos también tienen un papel fundamental. Si bien están arriesgando su patrimonio económico con comprar un jugador costoso que no rinda deportivamente y se convierta en una inversión fallida, es estratégicamente y esencial evaluar si un jugador está pasando por un mal momento anímico y es conveniente dejarlo ir al finalizar contrato. Ganar es importante, pero también existen ganancias económicas por las victorias que contribuyen al crecimiento financiero del equipo y al entusiasmo de los aficionados.
En conclusión, el fútbol colombiano está experimentando cambios significativos. A veces, los equipos considerados grandes no pueden vencer a los más modestos. Aquí radica el punto central de esta editorial. En momentos de transformación, solo existen dos opciones: mantener el mismo enfoque y seguir perdiendo mientras se mantienen en la liga colombiana o cambiar de mentalidad y potenciar un nuevo equipo para competir en los primeros ocho lugares en la próxima temporada.
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